Dieciséis del diez es una buen ejemplo de la naturaleza de Bruno Sotos que, alejándose de las modas efímeras, abraza la modernidad a través de unos arreglos que visten de elegancia y calidad sus canciones. Esta atmosfera es la que se percibe escuchando Dieciséis del diez en donde nos describe una historia intima, unos momentos duros de una periodo pasado y un emotivo canto a la amistad.
Es suficiente tener un mínimo de sensibilidad para emocionarse con la fuerza de su interpretación y la sinceridad con que nos lo canta. Todo, sin caer en lo dramático, porque la parte musical acompaña su relato de tal manera que lo rodea de una especial dulzura convirtiendo Dieciséis del diez en una hermosa canción pop.