El enigma Kennedy: un iceberg eterno

El enigma Kennedy: un iceberg eterno

La foto superior puede parecer anodina, pero no lo es. Está tomada en Dallas (Texas) en el instante que dispararon contra Kennedy. A simple vista no hay en ella nada espectacular. No aparece el presidente herido de muerte ni tampoco su supuesto asesino, Lee Harvey Oswald, apuntando su viejo rifle desde una ventana. Lo que engrandece la foto es precisamente todo lo que no se ve. Lo inquietante es lo que ocurre fuera de la foto, porque ciertamente ocurrieron cosas muy raras. Tal vez, en ese preciso momento, detrás de una valla cercana, tiradores a sueldo emprendían la huida. Tal vez Lee Harvey Oswald no estaba disparando a nadie y merendaba tranquilamente en el comedor de su empresa. Lo cierto es que aquel 22 de noviembre de 1963, el anodino espacio de hierba que muestra la imagen se convirtió en el epicentro del mundo. La fotografía sería como el ojo del tornado, ese espacio fantasma extrañamente en calma. Observando esa foto podemos intuir que algo grave está sucediendo, pero en realidad no vemos nada. Una perfecta metáfora del asesinato de Kennedy.

Se cumplen 60 años del magnicidio con más interrogantes de la historia. Desde entonces las teorías conspirativas no han cesado de crecer en forma de novelas, ensayos y documentales. La investigación oficial, a cargo de la Comisión Warren, concluyó que Oswald actuó solo, sin ninguna ayuda. Un comunista fanático, muy violento, con un rifle en las manos. Asunto zanjado. Sin embargo, a día de hoy, las dudas persisten y la versión oficial de Oswald como tirador solitario es muy difícil de creer.

En 1991 se estrenó “JFK” con la intención de dar voz a todas esas preguntas que, durante décadas, permanecían sin resolver. Su director, Oliver Stone, se basó en el caso real del fiscal Jim Garrison que reabrió el caso en los años 80 y logró sentar a varios implicados en el banquillo. A pesar de que el juicio no pudo descubrir la existencia de ningún complot, el éxito de la película demostró que nadie estaba a gusto con las conclusiones de la Comisión Warren.

Una de las grandes virtudes de Oliver Stone fue su habilidad para transformar en imágenes los fantasmas del inconsciente colectivo. “JFK” jugaba con una planificada confusión entre realidad y ficción formando un complejo rompecabezas. El director incluía fotos de archivo así como imágenes documentales y las combinaba con dramatizaciones. Sirva como ejemplo las magistrales escenas del disparo fatal que Stone reprodujo, con especial rigor, basándose en el vídeo doméstico de Abraham Zapruder. Con un montaje nervioso y muy fragmentado, la película en su conjunto ofrecía un aspecto de metraje encontrado (found footage) donde cada escena parecía una auténtica prueba pericial. Se hacía complicado distinguir entre el documento real y las recreaciones ficticias. De forma un poco tramposa, pero muy efectiva, Stone quería transmitir la idea de que su película recuperaba pistas, documentos y testigos que la investigación oficial había descartado. Una bofetada sin concesiones a la Comisión Warren.

“JKF” es la película definitiva sobre el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Una gran matrioska de secretos ocultos en otros secretos. Un laberinto de hipótesis cruzadas que se abren a múltiples preguntas. Viendo “JFK” el espectador será incapaz de sacar ninguna conclusión salvo la clamorosa evidencia de que el asesinato de Kennedy es la punta de un iceberg del que apenas intuimos su colosal tamaño.

Perico Gual

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