Cuando caminas por la ciudad de Palma, te sorprendes del verdor y del colorido de los árboles que visten la ciudad. Se destacan los olivos, los almendros que florecen plenamente entre enero y febrero, algarrobos, ficus, naranjos y limoneros entre otros. En campo abierto y en la Sierra de Tramuntana, se pueden apreciar los almendros, con su porte de inamovibles y sus flores de diferentes tonos, que van del blanco al rosa, creciendo sobre el verde intenso de pequeñas plantas con minúsculas flores amarillas. Es un privilegio escuchar y sentir el viento que invisiblemente se mueve entre sus ramas, apreciar el rítmico movimiento de las hojas y notar el cambio de color del entorno dependiendo de la refracción de luz que se recibe en diferentes horas del día. Es agradable observar, sin afán, y poder dejar grabadas estás imágenes, en mi mente, como un gran momento que busco atrapar, como una fotografía de los sentidos. En medio de mis largas caminatas por Palma, estando en la Plaza de la Puerta de Santa Catalina, encontré unos árboles asombrosos, estos están presentes en unas magníficas fotografías tomadas en la isla y al rededor del mundo, que transmiten lo que yo siento cuando estoy frente a un árbol en la ciudad o en el campo. Son las obras del fotógrafo danés Jacob Gils, expuestas en la galería In The Gallery, de origen danés.
La fotografía como tal, tiene una connotación de estatismo, es un instante atrapado en una imagen, sin movimiento. Las imágenes logradas en el cine nos dan una sensación de movimiento real, y su inicio se dio, al poder ver en secuencia, múltiples imágenes estáticas tomadas en una secuencia de intervalos de tiempo. La pintura como tal, también genera una sensación de aparente realidad tridimensional, con el uso de planos de profundad, sombras y luces, entre otros elementos. Cada expresión artística que intenta capturar la realidad o reinterpretarla, tiene muchas posibilidades, pero también limitaciones. El cine, la fotografía, el dibujo, la pintura, son registros de donde vivimos, como vivimos, como somos y también buscan capturar lo que sentimos y pensamos, de ser posible. Necesitamos contemplar la realidad para entenderla mejor, para vivirla de una manera más sensible y profunda. Es la intención de Jacob Gils con su trabajo fotográfico, logra capturar la naturaleza, las ciudades, las atmósferas y las personas, para posibilitar una contemplación diferente, dinámica, con vida, de un objeto claramente estático en su representación fotográfica.
¿Cómo llega Jacob Gils a generar movimiento en una fotografía estática, como él lo logra en su serie “Movement”, en donde están presentes la naturaleza y las ciudades con sus elementos en movimiento? La respuesta parece ser: múltiples exposiciones. Pero esto es un término más bien descriptivo o tal vez técnico. ¿Cómo procesamos esos desfases en las imágenes que nuestro sistema perceptual interpreta como movimiento? Usualmente vemos miles de imágenes para interpretar la realidad, pero debemos limitarnos considerar lo esencial, para no saturarnos de información. Al observar, tal vez, 5, 6, 10, 15 imágenes desfasadas, en múltiple exposición y desde diferentes ángulos, nuestro sistema perceptivo le atribuye movimiento al objeto, incluso, le confiere atributos de vitalidad, pero también, de manera simultánea, el observador siente subjetivamente que “se mueve” visualmente, tomando imágenes del objeto, observándolo desde múltiples ángulos. Entonces, hay dos dinámicas, la del observador que subjetivamente “se mueve” y la del objeto que muestra sus “diferentes facetas”, esto es lo que se siente en el arte fotográfico de Jacob Gils, donde los árboles son representados aparentemente movidos por el viento o llenos de flores vitales, o lo que se percibe en sus fotografías de las ciudades, llenas de efervescencia urbana, donde taxis, tranvías o peatones circulan frenéticamente. El objeto estático, muestra sus “diferentes facetas” y el observador subjetivamente “se mueve” para verlas y así, expresa su dinámica real, llena de vida, con una fotografía estática, esto es una paradoja, pero es el efecto mágico de Jacob Gils.
Existe un término denominado reverberación, que se usa más en el campo de la acústica, este nos puede indicar, tal vez mejor, el efecto generado en la fotografía de Jacob Gils que se ha denominado de múltiples exposiciones dado que reúne diferentes puntos de vista simultáneamente. Hay reverberación cuando después de que se ha emitido un sonido, nos llega un sonido reflejo antes de que se extinga la onda original, similar al eco, pero no tan distanciado, es decir, sonidos que se entrecruzan, porque no se han extinguido. Un efecto similar al que sucede cuando una persona da una conferencia en espacios no adecuados y la voz rebota en las paredes antes de terminar una frase, hay entonces, una reverberación. Se podría hablar de una reverberación fotográfica, en este caso, de tal forma que nos repite al objeto desde diferentes puntos de vista simultáneamente, con un pequeño desfase, que nos “indica” que estamos observando un objeto tridimensional, desde diferentes puntos de vista, logrando un mayor realismo perceptual, diferente al concepto de nitidez de la imagen, que usualmente se plantea como un ideal.
Otro elemento perceptual presente, en sus ensambles fotográficos de la figura humana, es lo que se genera al integrar la figura en rectángulos fotográficos, en una especie de fragmentación, que desestabiliza el objeto. Si las partes no están bien unidas y en su lugar, el todo, se pierde. Pero hay una fuerza que las une, una vitalidad inherente, que le da vida al objeto fragmentado, para que pueda existir. Podría estar muy cerca a como observamos usualmente, donde realmente no vemos el todo en detalle, pues nuestra visión siempre enfoca lo central y el contorno es desenfocado, poco nítido. Su fragmentación fotográfica nos hace enfocar por partes, como lo haría un observador atento, y en el cerebro, armamos el todo, pero, como se plantea en la teoría de la Gestalt: el todo es mayor que la suma de las partes. Detallamos y en la mente, construimos el todo, y aún más allá, evocamos elementos que completan nuestra percepción, añadimos recuerdos y vivencias, incluso, completamos lo que falta. Sus imágenes corporales no son muy nítidas intencionalmente, están en atmosferas de color que impone el medio fotográfico y el tipo de impresión, alejándose de lo real, pero llevando a lo simbólico de la imagen, donde el observador construye el resto de la historia. Con la información perceptual que ofrece el fotógrafo, el resto queda a la imaginación, al recuerdo, a la hipótesis, y posiblemente a la poesía de la imagen. Indicar, sugerir, llevar a descubrir aquello que “no se ve”, es el oficio, la vocación de un artista y Jacob Gils lo logra.
Conoce más sobre su obra y la de otros artistas visitando In The Gallery ubicada en La Plaza de la Puerta de Santa Catalina, 22, Centro, 07012 Palma.