Toquinho y Camilla Faustino conquistan Port Adriano con su música y carisma
Hacía aproximadamente diez años que no visitaba Port Adriano y nunca había asistido a un concierto del PAM. Dejamos el coche en el aparcamiento improvisado en la parte superior de la marina, destinada a los grandes yates, y, sorprendentemente, pudimos cenar muy bien y a un precio razonable en uno de los locales del lugar.
Asistí al concierto de Toquinho con ciertas reservas, ya que hace unos veinte años, en el Auditorium, su actuación me pareció aburrida. Sin embargo, la noche prometía sorpresas.
De un país que tiene a Lula da Silva, la samba, la bossa nova y que inventó el “jogo bonito”, es difícil esperar algo malo. Y así fue.
El concierto comenzó y Toquinho entró directamente en acción, interpretando algunos de sus temas más populares, como “Garota de Ipanema”. Continuó toda la noche de la misma manera, repasando uno a uno sus grandes éxitos, impregnando el ambiente con su música. Toquinho no dejó nada por tocar, enlazando canciones con anécdotas y curiosidades sobre Chico Buarque, Gilberto Gil, Caetano Veloso y Vinícius de Moraes.
Toquinho, virtuoso de la guitarra, aún no había revelado sus mejores ritmos, ni siquiera interpretando a Bach, cuando de repente apareció Camilla Faustino, compitiendo con la gran Maria Creuza y ganándose un lugar en “La Fusa”. Antônio Pecci, más conocido como Toquinho, elogió la sonoridad y belleza de su música.
Y qué voz, qué juventud, qué fuerza. Faustino dominó el escenario, eclipsando a Toquinho y ganándose al público con una impecable versión en catalán de “Paraules d’Amor” de Serrat.
La noche prometía más, pero al llegar la hora, el espectáculo llegó a su fin. Toquinho y su banda se retiraron para descansar, no sin antes, a modo de bis, deleitarnos con “A Tonga da Mironga do Kabuletê”, una especie de maldición e insulto brasileño al que el maestro ha dado un giro único.
